El espacio es nuestro hogar: Viasat celebra el Día Internacional del Espacio

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Viasat executives, engineers and video team travel to the French Guiana to witness and celebrate the long-awaited, historic launch of the VS-2 satellite in person.
G BARBASTE

Este 3 de mayo es el Día Internacional del Espacio, una fecha muy importante para Viasat porque representa el lugar donde llevamos a cabo la mayor parte de nuestro trabajo: el espacio. Esta conmemoración fue creada por Lockheed Martin en 1997 para impulsar la educación en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas, así como el conocimiento de la industria espacial. Fue extendida como Día Internacional del Espacio en 2001 por el astronauta y senador John Glenn.

El espacio ha fascinado a las personas por cientos de años, yendo tan lejos como el año 1609, cuando Galileo hizo sus primeras observaciones en telescopio. Cuando los satélites comenzaron a tomar importancia gracias al Sputnik-1, dio inicio una carrera que culminó en Estados Unidos al llevar al hombre a la Luna en 1969. Desde entonces el interés en la tecnología espacial no se ha detenido.
Comparados con las comunicaciones terrestres, limitadas por la curvatura de la Tierra, los satélites cubren una parte mucho más grande de la circunferencia del planeta. Por ejemplo, en la órbita geoestacionaria donde operan los satélites de Viasat, sólo uno de ellos es capaz de “ver” un tercio del mundo. A 35,783 km de altura, orbita a la misma velocidad que el movimiento de rotación terrestre, lo que significa que esencialmente “flota” siempre en el mismo lugar para funcionar en la misma zona todo el tiempo.

Este tipo de órbita fue propuesta inicialmente por el escritor de ciencia ficción Arthur C. Clarke, por eso hoy a este movimiento espacial se le conoce como el Clarke Belt o “Cinturón de Clarke”. Comparado con órbitas que tienen miles de satélites en ellas, el Clarke Belt sólo tiene algunos cientos porque a una décima de la distancia a la Luna es mucho más complicado y costoso colocar un satélite.

Un ambiente adverso
Extraoficialmente, el espacio comienza en la llamada “línea Karman”, a 100 kilómetros por encima del nivel del mar. Debido a que no hay un acuerdo exacto sobre en dónde inicia, esta línea imaginaria está justo a una altitud donde la atmósfera es demasiado delgada para que un avión mantenga su aerodinámica; sin embargo, para estar completamente fuera de la atmósfera hay que subir otros 965 kilómetros.

Para una compañía de comunicación satelital como Viasat, el espacio es donde nuestra operación se desarrolla. Con cinco de nuestros satélites propios, sumados a muchos otros que contratamos, podemos llevar señal de Internet a distintas partes del mundo. Próximamente, cuando terminemos el desarrollo de nuestra constelación ViaSat-3, tendremos una capacidad mayor y daremos cobertura total a todo el mundo, lo que nos permitirá ofrecer Internet desde el espacio a las comunidades más difíciles de llegar.

Durante nuestra celebración del Día Internacional del Espacio solemos resaltar las muchas ventajas de la comunicación espacial, pero también es importante señalar la creatividad e inventiva que se requiere para desarrollar tecnología que pueda existir y funcionar en un ambiente tan severo y engañoso.

En el caso de Viasat, nuestros satélites en órbita geoestacionaria son difíciles de alcanzar si se busca darles mantenimiento o repararlos, por eso deben ser tan perfectos como sea posible antes de ser lanzados al espacio. Nuestros equipos se enfocan en garantizar que nuestras naves y sistemas sean optimizados para perdurar ante las condiciones extremas del espacio.

Dave Ryan, Presidente de Redes Espaciales y Comerciales de Viasat, define el reto de esta forma:

“Llevas millones de aparatos electrónicos y partes mecánicas en un satélite y los expones a ambientes extremos. Primero debemos poner esta delicada maquinaria en el espacio al colocarla sobre 70 metros de explosivos y hacer ignición. Todo tiene que estar diseñado para soportar los rigores de este ambiente de aceleraciones y vibraciones. Cuando está dentro del cohete al ser lanzado, el ruido es como estar justo detrás del motor de un avión al momento de su despegue, y además todo tiene que ser lo más ligero posible. Después, el satélite debe durar al menos 15 años sin que nadie lo toque y mantener su delicado sistema en un óptimo ambiente térmico dentro de la nave, mientras que afuera la temperatura es de casi cero absoluto en la sombra y de 300 a 400 grados cuando está expuesto al sol”.

Hoy, en el Día Internacional del Espacio, es momento de recordar el arduo trabajo, compromiso e ingenio que nuestro equipo global brinda a la industria espacial, porque como dijo Dave: “Nosotros solo tenemos una oportunidad”.

Nichole Rostad