Este comerciante de Texas ha formado un exitoso negocio familiar gracias a Viasat.
Fernando Miquilarena, quien trabaja vendiendo servicios de Internet de Viasat, aprendió hace mucho tiempo a mirar hacia adelante y nunca hacia atrás. Viasat es parte vital del futuro que espera.
En agosto de 2017 asistió a un seminario de Viasat sobre cómo convertirse en minorista. Tenemos más de 1,500 distribuidores en todo Estados Unidos, la mayoría de los cuales son dueños de negocios locales que conocen muy bien a sus clientes. Ese es exactamente el tipo de distribuidores que esperábamos atraer en el período previo al lanzamiento de nuestro nuevo satélite ViaSat-2 a finales de 2016.
“Me sorprendió", dijo Miquilarena sobre el seminario. “Me dije a mí mismo: ‘Este es el futuro. Esto es lo que necesito comenzar a hacer de inmediato’”. Pero no es la primera vez que Miquilarena tiene que tomar decisiones serias sobre su futuro.
Nacido en Venezuela, dejó su país hace 13 años para unirse al negocio de televisión satelital de su hermano en Texas. Ese cambio tan brusco fue provocado por una ola de tensiones económicas y políticas en su tierra natal: la Venezuela de hoy casi no se parece en nada a lo que era durante su juventud.
“Mi país fue genial alguna vez”, dijo. “Cuando era niño, Venezuela tenía una de las mejores economías de América del Sur. Pero ahora todo ha cambiado ”.
El contexto político actual ha obligado a millones de personas a abandonar Venezuela, entre ellos la mayoría de los familiares y amigos de Miquilarena. Es poco probable que alguno de ellos regrese.
“Estoy bastante seguro de que estaré aquí el resto de mi vida”, dijo Miquilarena. “Ser un ciudadano estadounidense es una gran oportunidad: puedes tener todo lo que quieras si trabajas duro. “Me gustaría tener la misma vida de antes en mi país, con la misma gente que conocí. Sin embargo, ahora mi vida está aquí, con mis hijos, mi hermano, mi madre y a muchos de mis amigos de Venezuela. Pasamos mucho tiempo juntos”.
Ese sentimiento ha crecido en Miquilarena desde que conoció Viasat y las oportunidades que le brindamos.
Su hermano y él son socios en GFI Signal Solutions, con sede en Houston; Gustavo Miquilarena se encarga de la parte de DIRECTV y Fernando de todo lo relacionado a Viasat.
“Un día le dije a mi hermano: ‘Viasat es una excelente oportunidad, pues el Internet es el futuro; verás que la gente no querrá pagar por la televisión, solo querrán mantenerse conectados. Y está sucediendo ahora mismo. Veo a las nuevas generaciones, a mis hijos, y a ellos no les importa mucho la televisión, solo el Internet”.
Negocio próspero
Miquilarena tiene un promedio de 8 a 10 instalaciones por semana, un ritmo saludable para un equipo pequeño.
“El negocio ha sido increíble”, dice. “La gente me ha estado recomendando y refiriendo. Esto por supuesto me encanta, porque representa más dinero, pero al mismo tiempo me siento bien porque estoy dando un servicio que les gusta”.
Él espera que el ritmo de su negocio se acelere con la puesta en funcionamiento de la constelación ViaSat-3, que se lanzará sobre todo el continente americano a finales de 2020, según estimaciones.
“Siento que a medida que Viasat crezca, yo voy a crecer al mismo tiempo”, dijo.
Todo esto le permite a Miquilarena mantener no solo a sus dos hijos nacidos en Estados Unidos, sino a su padre de 68 años, el único miembro de su familia que aún vive en Venezuela. Los hermanos envían dinero cada mes para ayudarlo a mantenerse a flote en una sociedad económicamente devastada.
Las casas o edificios vacíos en Venezuela comúnmente son ocupados ilegalmente, y los propietarios tienen herramientas legales limitadas. Debido a que no quiere perder sus bienes, el padre de Miquilarena se ha quedado en su país de origen, a pesar de ser clasificado como el país más peligroso del mundo.
“Es una situación terrible, pero no vale la pena que desperdicie el resto de su vida por ello”, dijo Miquilarena. “Esperamos tenerlo aquí pronto, eso es lo que deseamos”.
El contraste entre la vida en su país de origen y Estados Unidos puede entristecer a veces a Miquilarena, pero también es un recordatorio constante de la oportunidad que tuvo para cambiar su situación. “El estilo de vida estadounidense es bueno”, dijo. “Me siento afortunado”.